Apofis y Ra . El combate entre la luz y las tinieblas.

La luz o su ausencia condicionan nuestra forma de vida y, en el caso del fotógrafo, su obra. Esa perenne dualidad está en la mitología egipcia  en el combate que libran a diario Apofis y Ra. Apofis es la serpiente, la encarnación del mal, la representación de las Tinieblas y la Obscuridad.
Ra es el Dios Sol, la deidad que personifica la Luz, la esperanza, la vida. Me resultan sorprendentes - aun cuando a buen seguro los expertos apuntarán razones y estudios entorno a esta cuestión- las analogías que puedan apreciarse entre este y otros mitos, así como con las lecturas que nos depara el libro del Génesis a propósito de La Creación”. La Luz, Adán y Eva, la serpiente. Coincidencia o no, más allá de la especulación o debate filosófico, la luz y las tinieblas me condujeron de forma casual a encontrar un árbol que me pareció apropiado para ilustrar el debate.
Un frío amanecer el Sol apareció rojizo en el horizonte, poderoso, omnipotente, altivo  y  victorioso. Mientras le observaba, de forma casual, inesperada, descubrí un olivo joven. Tronco no muy grueso pero singular, sus dos ramas principales se dividían a media altura formando una de ellas un penacho singular. Tomé mi cámara y lo enmarque con el Sol. Apenas unos diez disparos se condensan en una selección final de tres fotografías.  El encuadre era complicado. De fondo, bajo la figura del Sol, se levanta una serie de bloques de viviendas que afeaban la toma, el recurso fue recurrir a un ligero contrapicado para destacar la silueta contra el cielo y elegir una apertura grande para limitar la profundidad de campo y centrar la atención en el sujeto.

La primera de las fotografías corresponde a una toma en la que el  olivo envuelve la serpiente en la curvatura del tronco. Si se observa detenidamente puede imaginarse su parecido con el cuello y la cabeza de un dragón que se extiende hasta tratar de engullir el Sol.

Para los egipcios, Apofis que reina en las tinieblas de la noche, tenía que librar un combate diario con Ra para evitar cada día el nacimiento del Sol. Cuando el cielo se tiñe de rojo, Apofis derrama su sangre por las heridas sufridas en el combate. Durante los eclipses, su victoria está cerca, pero sucumbe al instante ante el poderoso Ra que renace tras la lucha. Bien y mal. Luz y tinieblas. Orden cósmico y equilibrio.

En la fotografía de la derecha,  deliberadamente se redujeron los elementos de la toma al comprimirla con una distancia focal de 200 mm. El efecto buscado, con el Sol de contra, era aproximar el extremo del árbol que semeja la boca abierta del dragón hasta el Sol. El punto rojo que se observa en el tronco da la impresión de ser el ojo enfurecido de la fiera. Su inclusión no ha sido un efecto añadido en el postprocesado. Es simple, al observar que los efectos flare (deslumbramiento) afectaban a la toma, detecté que uno de ellos podía situarlo en el lugar apropiado para simular el ojo del dragón. Eso fue todo.

En la última fotografía de la serie durante el procesado se ha ajustado la temperatura de color hasta 11500 Kelvin para aportar mayor dramatismo, así como una ligera saturación en PS.

Procesado: ajuste de niveles, enfoque y ligera saturación. Sin recorte.




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