"Poner los puntos sobre la foto"

¿Qué tendrán que ver la fotografía y las matemáticas? 

Pues parece que mucho más de lo que pensamos. No podemos pasar por alto que el acto fotográfico supone la traslación de un espacio tridimensional a un plano donde una de las tres variables espaciales ha desaparecido por el camino.  Geometría euclidiana, fractal , el número aúero,  puntos, líneas, planos y formas ponen en evidencia la indisoluble conexión entre ambas disciplinas.

La composición es un asunto que desde siempre ha preocupado al artista y, por tanto, el fotógrafo que se tenga por tal o, cuanto menos, pretenda avanzar por esa procelosa senda muchas veces se encuentra con dificultades en el camino.  Perspectiva, ángulos, colores, texturas, formas y otras múltiples variables constituyen una preocupación constante para los fotógrafos.

Detengámonos hoy brevemente en una faceta a veces olvidada, la estructura del mensaje visual.


La fotografía aportó una nueva dimensión a la sociedad al establecer  o modificar las formas de comunicación habituales hasta entonces. La percepción se ve desde entonces acosada por una creciente intensidad en la recepción de estímulos visuales poderosos y con mensajes desconocidos hasta la fecha. En su teoría de la sintaxis visual Donis A. Dondis nos ofreció una magnifica disertación sobre el mensaje visual y sus elementos esenciales.  El terreno abonado  con lecturas y experimentos  sobre tales aspectos suele ser muy fructífero.  El punto es elemento más simple que puede mostrarse de distintas formas en la fotografía. La línea es la unión de varios puntos y el comienzo que articula la dirección de  la mirada y construye el contorno y la forma. A partir de aquí la complejidad no hace sino crecer.

Acompañando a este breve texto inserto unas fotografías  realizadas en la sede de la Fundación Quorum obra del arquitecto alicantino Javier García Solera – Vera, ubicada en el Campus de la Universidad Miguel Hernández de Elche y en el Centro Social Polivalente obra del mismo arquitecto establecida en el término municipal de Muchamiel, un topónimo que debo confesar siempre despertó mi curiosidad y sobre el que ignoró su origen. Además del evidente juego de líneas, formas merece destacarse la pureza y sencillez que aporta el predominio de las luces altas y la pureza del color blanco, en contraste con  su opuesto. Bien y mal, penumbra y luz, inocencia y maldad,  términos opuestos y enfrentados cuyo mensaje intrínseco nos es conocido.




Desde el punto de vista técnico, particularmente en lo referente a los parámetros de exposición, deliberadamente se ha buscado destacar la pureza de líneas y reducir los elementos a su mínima expresión. Tal recurso pretende explorar las dimensiones del edificio, su estructura, volúmenes, formas y equilibrio.  Debo añadir que esta forma de tomar fotografías, en sus comienzos, fue pura serendipia. Durante una sesión exterior en un edificio en Benidorm, hace ya algunos años, tomé una fotografía sobrexpuesta por error, el visionado  posterior y alguna crítica favorable me alentaron a seguir esa línea.


 

Concluyo con dos imágenes del espacio Metropol Parasol , también conocido como las “Setas de la Encarnación”, original y pintoresco nombre con el que  las amigables e ingeniosas gentes de Sevilla han rebautizado al ingenio.

 

José Carlos M. Robles


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